La semana recién pasada, el Papa Francisco realizó una visita pastoral a Colombia, recorriendo cuatro grandes ciudades de aquel país. A lo largo de esos días, pronunció discursos y celebró Eucaristías multitudinarias que atrajeron a millones de personas. Fueron muchos los que tuvieron la ocasión de verlo y escucharlo, y encontrar fortaleza, esperanza y consuelo en sus palabras.

Sin embargo, algunos medios protestantes, han desatado polémica ante ciertas palabras que el Papa pronunció en el transcurso de la homilía de la Misa del 8 de septiembre en Catama, Villavicencio. Según estas personas, el Papa Francisco cometió una herejía al afirmar que “por las venas de Jesús corre sangre pagana”.

Comencemos aclarando el significado de la palabra herejía. Se conoce como herejía a aquella enseñanza que se opone inmediata, directa y contradictoriamente a la verdad revelada por Dios y propuesta auténticamente como tal por la Iglesia. En este sentido en el presente artículo queremos dejar claro el significado de la frase pronunciada por el Santo Padre y concluir que no se ha cometido ninguna herejía.

Como afirmábamos anteriormente, las palabras que han causado polémica fueron pronunciadas el pasado 8 de septiembre. Ese día, la Iglesia celebraba la festividad de la Natividad de la Santísima Virgen María y en la Misa se proclamó el Evangelio de Mt 1, 16. 18-23.

Si sacamos las palabras “por las venas de Jesús corre sangre pagana” del contexto en que fueron pronunciadas, es probable que algunos, especialmente aquellos menos formados en el conocimiento de la Palabra de Dios y de los términos bíblicos, puedan sentirse escandalizados; sobre todo porque el vocablo pagano es sinónimo para algunos de mundano, o hasta de pecador. Debemos aclarar que no es este el significado bíblico de esa palabra, pues en la Biblia se le llama pagano (o gentil) a todo aquel que no pertenece al pueblo de Israel. Así, por ejemplo, Pablo se considera a sí mismo, el apóstol de los paganos (Gal. 1,16 y 2,7) pues dirigió su mensaje especialmente a los hombres y mujeres de razas diferentes a la israelita. Y nosotros que somos hispanoamericanos, también seríamos considerados paganos bíblicamente hablando.

Regresando a las palabras pronunciadas por el Papa, debemos tomar en cuenta que son una reflexión del Evangelio de la Misa de ese día y para comprenderlas mejor, lo correcto sería escuchar toda la homilía, y no sólo quedarnos con una frase. En el Evangelio de la Misa de ese día, se detallaba la genealogía de Jesús, es decir el listado de los antepasados de Jesús. Tanto San Mateo como San Lucas, en los primeros capítulos de sus evangelios, nos detallan esos datos para darnos a conocer que Jesús es el Mesías prometido, pues es descendiente de los personajes más importantes de la historia de Israel, entre los cuales sobresalen Abraham, Isaac, Jacob, y el rey David. Pero San Mateo, también nos da a conocer un detalle bien interesante, al mencionar en ese listado de antepasados de Jesús, a dos mujeres que no pertenecían al pueblo de Israel. La primera de ellas es Rahab, de la cual nos habla el libro de Josué en el capítulo 2. Ella era una prostituta que vivía en Jericó y que acogió a los enviados de Josué, cuando este último intentaba entrar a la Tierra Prometida. Josué había mandado emisarios a conocer la ciudad, para poder entrar a ella y conquistarla. Rahab, que no era israelita y habitaba en esa ciudad, los ocultó en su casa y les pidió que le prometieran que respetarían su vida y la de su familia cuando ellos conquistaran la ciudad. Por haber realizado la obra de ocultar a los emisarios de Josué -ya que los líderes de Jericó estaban alertas ante la llegada de los israelitas- la vida de Rahab y de los suyos fue perdonada, pues todos los demás habitantes de la ciudad murieron, cuando los israelitas entraron a la ciudad y la conquistaron. Rahab y los suyos, a partir de ese momento pasaron a formar parte del pueblo de Israel. Según Mateo 1,5 “Salmón engendró de Rahab a Booz”. Tanto Salmón como Booz son antepasados de Jesús, y esta mujer, por la que corre sangre pagana, pasó a ser también antepasada de Jesús.

La otra mujer pagana que se menciona en la genealogía de Jesús es Rut, de quien nos habla todo un libro dedicado a ella en el Antiguo Testamento. Rut era una moabita es decir, una mujer pagana que se casó con un israelita y con quien vivía en el territorio de Moab, al oriente de la Tierra Prometida. Al enviudar, decidió seguir a su suegra Noemí, que había enviudado 12 años antes y al morir sus hijos quiso regresar a Israel. En Israel, Rut se casó con Booz, un pariente de su esposo, para cumplir con la ley del levirato y darle así descendencia a su esposo que había muerto. Del matrimonio entre Booz y Rut nació Obed, quien más tarde sería abuelo del Rey David.

Entonces a esto se refiere el Papa Francisco cuando dice que “por las venas de Jesús corre sangre pagana”. Es la sangre de esas mujeres, que sin haber formado parte del pueblo de Israel llegaron a ser antepasadas de Jesucristo. No se trata de ningún error, ni de una ofensa hacia el Señor Jesús, ni mucho menos de una herejía. Es una verdad bíblica, que al mismo tiempo es sorprendente, pues nos hace comprender que Dios no tuvo reparos al enviar a su Hijo al mundo. Entre sus antepasados hay grandes héroes de la historia sagrada, pero también notables pecadores, como el rey David, que cometió adulterio y homicidio; y un par de paganas. Este es un signo entonces de ese amor de Dios que es universal: en su corazón todos tenemos cabida, sin importar nuestra condición humana, nuestro credo, nuestra raza, lengua, pueblo o nación.

Escrito por: Pbro. Edgardo Rodriguez

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