Cuando un bebé llora en misa mucha gente se siente incómoda, quieren que callen a ese bebé, y quizás hasta nos molestamos. No debería de molestarnos: ¡TODOS fuimos bebé!, y lloramos, inclusive ahora haces rabietas cuando tienes hambre o estas incómodo, quizás no lloras, pero sí te sientes un poco incómodo contigo. Un bebé no sabe expresar esto… por eso llora.
Al inicio de la Vigilia pascual todo el templo está oscuro, representando la incertidumbre que los apóstoles sintieron al ver a Jesús muerto. Entonces… escuchas llantos. Puedes pensar todo lo anterior que dije, pero que un bebé llore quiere decir que HAY vida. Y te darás cuenta cómo toda la pasión de Cristo tiene sentido. Sí, las mujeres dan vida y UNA MUJER dio vida al Salvador del mundo. De muchas maneras pudo Dios venir al mundo, pero escogió ser hijo, escogió ser hombre de sangre, carne y huesos. Escogió ser concebido de María. Todo ser, al ser concebido, tiene vida, y al haber vida un aborto es una muerte.
Actualmente, la vida está siendo amenazada y se ve como una opción. Como si una mujer pudiese optar si dar vida o no; el único que puede dar y quitar vida es Dios. Pero así como ese llanto nos agarra por sorpresa, así mismo sucede a veces con los embarazos. Un embarazo es prueba de que hay vida y no lo podemos callar solo porque nos incomoda.
Un embarazo no es un problema, es una consecuencia. Para desarrollo de las comunidades es necesario atacar el problema principal. Un embarazo puede parecer como un problema cuando no hay dinero, etc. Y ya sabemos todo lo que la agenda abortista presenta para aceptar el aborto, pero son consecuencias de problemas más grandes en nuestros paises (1).
He escuchado a varios católicos estar de acuerdo con el aborto, pero como católicos NO podemos estar de acuerdo con esto. Pero, ¿por qué vamos a dejar que una niña pobre y violada tenga un bebé?, etc. NO, como católicos estamos obligados a custodiar estas vidas, no solo estando en contra de la agenda abortista sino acogiendo en nuestras vidas a personas que han sido violadas, víctimas de trata de personas o simplemente porque las cosas no salieron como estas personas esperaban. La iglesia no pone reglas, sino que nos da guías de cómo vivir libremente el amor basadas en la vedad que es Dios, solo tenemos que pedirle a Dios que nos abra los ojos para redescubrir este amor verdadero.
Este llanto que vemos y escuchamos en las redes sociales, es más bien un llamado de lo mal que están las cosas y de la necesidad de misericordia de nuestras sociedades. Nietzsche diría “un Dios muerto”, que ironía ¿no? No nos podemos quedar con un Dios muerto, ¡nuestro Dios vive!, y tenemos luz de ello. Dios nos trajo su misericordia por medio de la muerte y resurrección de Jesús. Nosotros los misericordiados (como diría el Papa Francisco) debemos dar a todas estas mujeres y niñas esa luz de misericordia que necesitan para que no tengan que callar un llanto que esta destinado a ser luz.
Una ley de aborto no va a cambiar el problema principal que son las violaciones y tratas de personas, no va a mejorar las condiciones de salud pública y educación sexual de nuestro país. Las leyes actuales no protegen a las mujeres ni a la niñez. Es ahí donde entra nuestro llamado como cristianos. “Como cristianos, confortar al afligido no es un grupo de buenas acciones que estamos obligados a hacer sino la revelación de la verdadera naturaleza del mundo que Dios ha Creado, Redimido y Salvado” (tomado del libro BEATIFUL MERCY).
El llanto, la vida, nos tiene que recordar de una sola muerte, esa muerte que bastó para dar Vida, y vida en abundancia: la vida de Jesús (Cfr. Jn 15,5). Esa muerte nos recuerda que somos valiosos, que nuestra vida es un tesoro y hay que cuidarlo.
Escrito por: Denisse María Benítez Nassar
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Citas:
(1) “En El Salvador, las resoluciones de los jueces que absuelven a acusados de violar a menores de 15 años están llenas de justificaciones en defensa del amor, de las costumbres de la sociedad o del anhelo de que víctima y victimario formen un hogar. Solo uno de cada 10 casos denunciados” (Periódico El Faro, El Salvador).