El Padre Sam nos hace una hermosa reflexión sobre un tema espinoso: el chisme. La reflexión la hace a partir del evangelio Jn 11,45-56, en donde se menciona que algunos judíos, al ver que Jesús había resucitado a Lázaro, salieron de inmediato a contarle a los fariseos eso que Jesús había hecho. Eso es el chisme: traer y llevar información sólo por el hecho de hacer daño.
¿El chisme es un triple asesinato? Si, por los siguientes motivos:
Mata a la persona que lo dice: una persona que se presta para andar llevando y trayendo información, está cavando su propia tumba, está evidenciando que tiene una vida poco interesante. La psicología afirma que quien se presta a chismes es porque no tiene mucho que compartir de sí, tanto así que se interesa por la vida de los demás, sólo por hacer daño.
Mata a la persona de quien se habla: todos tenemos derecho a la “buena fama”, por eso, cuando alguien se presta a chismes, está robándole este derecho a esa persona, pues se está “asesinando” su integridad, su buena reputación.
Mata a la persona que lo escucha: no existiría chisme si no hubieran personas que lo escuchen, por eso, el que escucha un chisme también se está convirtiendo en cómplice, está entrando en el juego de quitarle la buena fama a una persona.
El chisme es como un cáncer, carcome la convivencia, destruye la comunidad, la Iglesia, las familias. Como cristianos, no podemos prestarnos a estos “asesinatos” que se dan a través del chisme. Y si has sido víctima de un chisme, no se te olvide: al árbol que tiene más frutos es al que le caen más pedradas.