¿Sabes la diferencia entre música religiosa, sagrada y litúrgica?

“¡Cuando no tienes a Dios! | Sábado 29 abril, reflexión evangelio” (Escrito)
29 Abril, 2017

¿Sabes la diferencia entre música religiosa, sagrada y litúrgica?

LA MÚSICA SACRA

El tema “música” me resulta apasionante, y creo a muchos de nosotros, puesto que la música es parte importante de nuestra vida, todos de alguna manera escuchamos, cantamos, estudiamos, aprendemos la música. La música, ¡qué actividad tan antigua, qué arte tan antiguo! A veces sin quererlo, una canción que está de moda, a las tantas veces, si no es que a la primera ya estamos repitiendo su estribillo, o tarareando la melodía principal. Si Mozart hubiera escuchado cualquier canción de moda (póngale usted el nombre), tal vez hubiera escrito la partitura completa de un solo oído, como fue el caso en el que escuchó el Miserere de Allegri, en Roma, cuya partitura estuvo reservada solo a los músicos de ese lugar sagrado. Mozart la escribió con todas sus voces y sin error alguno, tan solo de oírla de una vez.
La música en la Iglesia, no es la excepción, siempre ha sido parte importante de la misma, y puedo decir convencido que es en la Iglesia donde la música ha tenido uno de los más fuertes empujes y evolución, por la seriedad con la que se le toma, por la naturaleza de los textos con que es interpretada, por la calidad y cantidad de sus músicos, coros y compositores, ya que su principal inspiración es la Sagrada Escritura, mas no la única pero sí muy vinculado a ella, ya que también existe la tradición, la teología, la poesía, en torno a los misterios de Dios nuestro Señor, de sus santos, en especial de la Santísima Virgen María, que ha sido el alma de innumerable cantos.
Pero aún en la misma Iglesia, la música tiene sus distinciones, según la función que desempeña. Podemos enumerar tres principales distinciones:
1. Música religiosa: tomamos la definición exacta de la Instrucción de la Sagrada Congregación de Ritos, De musica sacra et sacra liturgia (1958): «Música religiosa es cualquier música que, ya sea por la intención del compositor o por el tema y el propósito de la composición, es capaz de provocar sentimientos piadosos y religiosos […] no está habilitada para el culto divino, tiene una índole más bien libre, y no está admitida en las acciones litúrgicas.» (n. 10). «Se inspira en un texto de la Sagrada Escritura, o en la Liturgia, o que se refiere a Dios, a la Santísima Virgen María, a los Santos o a la Iglesia.» (n. 9). Su utilidad consiste en «crear en las iglesias un ambiente de belleza y de meditación que ayude y favorezca una disponibilidad hacia los valores del espíritu, incluso entre aquellos que están alejados de la Iglesia.». Por lo tanto «pueden tener su propio lugar en la iglesia, pero fuera de las celebraciones litúrgicas.» aquí cabe la música para horas santas, retiros, actos de piedad como el santo Rosario o Via Crucis, música para la evangelización y catequesis etc.

 

2. Música Sagrada: «Se entiende por Música Sagrada o música sacra, aquélla que, creada para la celebración del culto divino, posee las cualidades de santidad y bondad de formas.» (Musicam Sacram 4a), de donde nace, espontáneo, otro carácter suyo: la universalidad. Debe ser santa y, por lo tanto, excluir todo lo profano, y no sólo en sí misma, sino en el modo en que se ejecuta. Debe ser arte verdadero, porque no es posible de otro modo que tenga sobre el ánimo de los oyentes el efecto que la Iglesia desea lograr al usar en su liturgia el arte de los sonidos. A la vez debe ser universal, en el sentido de que, aun concediéndose a toda nación que admita en sus composiciones religiosas aquellas formas particulares que constituyen el carácter específico de su propia música, éste debe estar de tal modo subordinado a los caracteres generales de la música sagrada, que ningún fiel procedente de otra nación experimente al oírla una impresión que no sea buena.» (Tra le sollecitudini 2). Bajo el nombre de música sagrada se incluyen: el canto gregoriano, la polifonía sagrada antigua y moderna en sus diversos géneros, la música para el órgano y otros instrumentos admitidos en la Liturgia y el canto popular sagrado, o sea, litúrgico y religioso (cfr. MS 4b).
El Concilio Vaticano II nos dice: «La Iglesia no excluye de las acciones litúrgicas ningún género de música sagrada, siempre que corresponda al espíritu de la misma acción litúrgica y a la naturaleza de cada una de sus partes, y no impida la debida participación del pueblo.» (MS 9). De acuerdo con este deseo del Concilio se compusieron numerosas canciones de música religiosa en lengua vernácula pero no siempre se atuvieron a los criterios de música sagrada y religiosa que exigía la Iglesia. No toda música sagrada puede ser usada en las celebraciones litúrgicas. Por ejemplo hay misas hermosas compuestas por grandes autores pero su tiempo se prolonga demasiado y en un equilibrio de los ritos, hacen que se pierda el ritmo de la celebración. Hay otros cantos muy hermosos pero que no evocan misterio litúrgico alguno. Necesita poseer ulteriores requisitos, de naturaleza más externa, pero en ningún modo accidentales, que se pueden resumir en el concepto de “funcionalidad litúrgica”.

 

3. Música litúrgica: una música verdaderamente litúrgica es la que interpreta el sentido auténtico del rito, y que ha sido compuesta para tales fines; por ejemplo, procesión de entrada (canto de entrada), Ritos iniciales (Señor ten piedad y Gloria) etc. lo hace comprensible y, por lo tanto, permite y conduce a la implicación y a la «participación activa» de los fieles. Es la que expresa el misterio que se celebra. Entre rito y música tiene que existir una relación directa de compenetración. Sólo así la música puede considerarse y convertirse en «parte necesaria e integral» de la liturgia. Del rito brota la música más adecuada y directamente relacionada con lo que se celebra; y como los ritos son muchos y de diferentes naturalezas, del mismo modo las expresiones musicales serán diversificadas con el fin de exaltar el contenido ritual.
Partiendo de estas distinciones podemos componer y utilizar la música ya compuesta adecuadamente, todo en su debido lugar. Realmente hay un lugar y momento para todo. La música litúrgica ocupa un lugar eminente. La invitación es a aprovechar toda la riqueza que tenemos en la Iglesia, y aquellos que tienen el don y el talento seguir aportando, con sus nuevos tesoros, al patrimonio universal de nuestra santa Madre Iglesia. Las redes sociales y el Internet son precioso medio de promoción, y aprendizaje, de la buena música, Dios nos de la sabiduría para compartir estos dones.
Autor: Pbro. Fausto Osuna Espinoza

1 Comment

  1. yorely dice:

    excelente para entender mejor muy buena catequesis…

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