Miércoles III semana de Pascua, ciclo A. Jn (3, 13-17)
Hay una alabanza muy bonita que dice « Mira la cruz, fue por ti, fue porque te amo, nadie te ama como Yo ». Contemplar la cruz puede ayudarte como no te imaginas. Allá, en el Antiguo Testamento cuando los Israelitas habían sido mordidos por aquellas serpientes venenosas, Dios le pide a Moisés que haga una imagen, una serpiente de bronce y al solo mirar esta imagen, los Israelitas quedaban curados, quedaban sanados por obedecer esta promesa de Dios hecha a Moisés.
El Evangelio de este día, Jn 3,13-17, dice « Así como fue elevada la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el hijo del Hombre, para que el que crea en El, tenga vida eterna » allá en el Antiguo Testamento quedaban sanados los que contemplaban esta imagen ; acá, dice que no solo serán sanados sino que tendrán vida eterna.
Contemplar la Cruz, contemplar a Jesús es algo que tiene tremendos beneficios. No solo es una sanación exterior sino y sobre todo la vida eterna. Si comparas tu dolor, tu enfermedad, tu sufrimiento con los demás, ahí no encontrarás sentido, no encontrarás alivio a ese dolor. Pero si ves tu dolor, tu sufrimiento, tu enfermedad comparándolo, contemplando el Amor demostrado en la Cruz, ahí tu vida empieza a tener sentido. En el momento del dolor, contempla la Cruz. En el momento de la gloria, contempla la Cruz, en el momento de la enfermedad, contempla la Cruz, en el momento de dificultad, contempla la Cruz. Que la cruz no se vuelva un simple adorno, si la llevas en el cuello que no se vuelva un amuleto, sino mas bien una herramienta para en el momento de la tentación, en el momento de la dificultad, tú puedas contemplar ese instrumento que te salvó, ese instrumento que no solo te va a sanar sino mas bien que te va a dar la vida eterna.
Esa es la Cruz, este día tres de mayo, en América recordamos esta fiesta de la Santa Cruz y se nos habla, precisamente, que el sentido de la Cruz es por lo que sucedió ahí, el sentido de la Cruz es por el que está ahí, el hijo del hombre que ha sido elevado en la Cruz, rescata al hombre del pecado.
Que no se vuelva un adorno, un amuleto sino que en el momento de la tentación o de dificultad, esa Cruz en el cuello o en el bolsillo, contémplala y te darás cuenta y recordarás cuanto sufrió Jesús para salvarte, para darte la vida.
Que el Señor te bendiga.
Padre Sam.
1 Comment
Gracias por la reflexion padre sam, de hecho no lo habia meditado asi,me hace amar mas a cristo nuestro señor.