Personas buenas y malas, morales e inmorales, las hay tanto cristianas como ateas. Pero ¿cuál es el fundamento de tal o cual conducta, tanto en los cristianos como en los ateos?
Para el ateísmo y sus partidarios la ética es relativa, variada, diversa, multicolor. Es decir la ética de los ateos es subjetiva cada cual tendrá su concepción del bien y el mal según le parezca. En el otro extremo estamos los cristianos, nosotros tenemos si bien es cierto valores relativos tenemos también valores absolutos dados por Dios a través de su revelación y que son la pauta para nuestros principios.
Después de una rápida comparación de la actitud del ateo y del cristiano se pueden establecer las siguientes valoraciones:
Si bien es cierto que hay gran cantidad de ateos que fueron y son honestos y coherentes consigo mismos, sin embargo, a lo largo de los dos milenios de nuestra era se puede observar que los grandes pioneros en la bondad han sido cristianos que trataron de vivir con mayor coherencia la fe que profesaban. Para dar muestra de ello tenemos el testimonio verídico de muchos cristianos como: San Pablo, San Agustín, San Francisco, Santo Tomas de Aquino, San Ignacio de Loyola.
Finalmente diremos que los malos cristianos lo han sido no por ser cristianos, sino a pesar de serlo. Por el contrario los buenos ateos no lo han sido por no creer sino a pesar de no creer.
Escrito por: Rodolfo Varela, seminarista.
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