Admitámoslo, a todos nos cuesta levantarnos en la mañana. No es nada fácil, pero con esfuerzo podemos lograrlo. Además, es un buen momento para fortalecer tu voluntad, para iniciar bien tu día; esos pequeños detalles pueden hacer de ti un santo. Hoy te quiero dar estos consejos para que vivas ese momento de manera heroica.
- Ten una motivación clara para levantarte. Si no tienes un motivo para levantarte (estudio, trabajo, ejercicio, etc), sentirás que es en vano despertarte temprano. Por eso, es importante fijarte actividades claras para el día siguiente. Si tienes un motivo claro, eso empujará a tu cerebro a que se disponga a cumplirlo.
- No pongas varias alarmas. Aunque no lo creas, el hecho de poner varias alarmas es “no creer que eres capaz” de lograrlo, es mal acostumbrar a tu voluntad a que sea perezosa. Pon una alarma, y en cuánto suene, arriba.
- Deja el despertador lejos de ti. Si dejas el celular o despertador cerca de ti, en cuanto suene la alarma, de manera inconsciente lo apagarás, pues el sueño a esa hora es muy pesado. Lo mejor es dejar la alarma lejos de ti, de tal manera que para apagarla te obligue a dejar la cama.
- No pongas una canción de alarma. Esto sobretodo porque tenemos la tentación de poner una canción que nos gusta, eso es dañino por dos motivos: al ser una canción que te gusta, más te acomodas, más disfrutas, o puede ser también que por haberla puesto de alarma, tarde o temprano termines aborreciendo esa canción.
- Arregla tu cama en cuánto te levantas. Esto importante para ayudarle a tu cerebro, pues si la dejas en desorden, tu cuerpo se predispone a volver a acostarse otro ratito, mientras que si la ordenas de inmediato, eso te empuja a seguir con las actividades.
- Enciende la luz. Los ojos han estado en la oscuridad por varias horas, por eso se sienten a gusto si estás con la luz apagada. Precisamente por eso, encender la luz ayuda a que los ojos “despierten” junto con el cuerpo.
- Increíble. Esto es sólo para que te rías un poco, mientras sigues leyendo. Ánimo, faltan tres consejos más.
- Abre la ventana. Esto es importante porque así entrará aire fresco y tu organismo empezará a llenarse de energía, y tu metabolismo se pondrá en funcionamiento.
- Agradécele a Dios. Recuerda que no es gracias a ti que te has despertado, estás en un nuevo día gracias a Dios. No olvides dedicar un momento tus pensamientos hacia el Creador, agradeciéndole el nuevo día y poniendo tus actividades en sus manos.
- Toma una ducha de inmediato. Hasta acá, todos estos pasos puede que los hagamos “en modo zombie”, por eso es importante tomar una ducha en cuanto antes, de ser posible con agua fría, eso hará que la circulación de la sangre se active y tu cuerpo entre en funcionamiento.
Te puedo asegurar que siguiendo estos consejos, ese momento duro para todos, se hará más llevadero. Por último, te dejo este consejo de San José María Escrivá: “El minuto heroico. Es la hora, en punto, de levantarte. Sin vacilación: un pensamiento sobrenatural y… ¡arriba! El minuto heroico: ahí tienes una mortificación que fortalece tu voluntad y no debilita tu naturaleza”. Camino, 206.
¡No empieces tu día con el pie derecho, comiénzalo en las manos de Dios!
- Padre Sam
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Si lo primero que haces es meterte a la regadera, ya la hiciste.